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15/07/2021El asesinato del presidente de Haití, Jovenel Moïse, después de un ataque en el que también su esposa resultó herida de gravedad, ha escandalizado a la comunidad internacional. En un entorno de alta tensión, la policía ha matado a cuatro sospechosos, y ha detenido a más de veinte personas acusadas de organizar y ejecutar el crimen.
La muerte de Moïse también ha dado paso al debate sobre quién debe liderar políticamente el país a partir de ahora. Pero la realidad más preocupante de Haití tiene que ver con los largos años de injusticia, pobreza y desesperación que ha sufrido la población, dice Wegens Dextra, un cristiano que lidera iniciativas para brindar un futuro mejor a los niños y niñas del país. Wegens, que es miembro de una iglesia cerca de Puerto Príncipe, ha conversado con Evangelical Focus en una entrevista.
Pregunta: Tras el asesinato del presidente, ¿qué se espera que suceda a continuación en la esfera del liderazgo político del país?
Respuesta: El asesinato de nuestro presidente es un crimen que agrava los problemas que afronta el país desde hace muchos años. Desde nuestra independencia, todavía luchamos por crear el país con el que soñaron nuestros antepasados. Los líderes políticos nunca se sientan juntos para elaborar un plan real que incluya a todos para desarrollar el país.
El asesinato de nuestro presidente probablemente traerá mucha tensión: podría ser una guerra civil, enfrentamientos civiles. Puede crear problemas sociales, políticos y económicos. Este acto vil puede traer de vuelta una batalla por el poder entre los líderes políticos.
Estamos en medio de un vacío constitucional. En este momento, tenemos dos Primeros Ministros al mismo tiempo: uno acaba de ser nombrado y aún no ha juramentado el cargo, y el otro sigue administrando el país. Esta realidad puede traer venganza social y política.
Pero los grandes problemas harán que la supervivencia de las personas sea aún más difícil. Las personas podrían verse privadas de cosas básicas como agua y alimentos. Los más pobres van a sufrir potencialmente las consecuencias de la situación que se ha creado con el asesinato del presidente.
Sin embargo, esta situación también es una oportunidad. Puede hacer que los haitianos piensen y actúen de manera diferente. Quizás podamos pensar como hermanos en la misma tierra; pensar en otro sistema económico, y generar un nuevo acuerdo que empuje al país hacia un desarrollo que perdure.
P: ¿Cómo observan la crisis del país tu iglesia y otros cristianos?
R: Hay diferentes perspectivas entre las iglesias en Haití. Algunos grupos de cristianos piensan que nos acercamos al final de los tiempos. La profecía bíblica dice que al final de los tiempos habrá inmoralidad, guerra y hambre en todas partes.
Otros cristianos piensan que la crisis es el resultado de líderes políticos que quieren enriquecerse a sí mismos y a sus seguidores. Ofrecen a los ricos más posibilidades e impiden que otros accedan a mejores condiciones de vida. Es por eso que nuestro país es uno de los más corruptos del mundo. La mayoría de los políticos no tienen una palabra honesta.
Para otros cristianos, nuestro gran problema es un problema de corazón. No nos amamos. Nos vemos a nosotros mismos primero en lugar de ver el colectivo. Este grupo de cristianos hace hincapié en el hecho de que debemos aprender a amarnos unos a otros, a apreciar a los demás, a incluir a los demás en nuestra vida.
Otra perspectiva más es la de quienes creen que esta crisis es el resultado de muchos de los comportamientos de nuestro Presidente. La mayoría de nuestros líderes políticos crean enemigos en lugar de comportarse como líderes que hacen que todas las personas se adhieran a una visión común.
P: La violencia y la inseguridad han estado presentes en Haití durante meses y años. ¿Qué se puede hacer para poner fin a esta situación?
R: La situación aquí es compleja. Muchas personas e instituciones están fallando en la forma en que abordan el problema haitiano. Primero debemos buscar a Dios. Como cristianos debemos orar, orar por la unidad, por amor, por la paz, por cambiarnos a nosotros mismos primero.
El Core Group (formado por los representantes de Naciones Unidas y de varios países en Haití) necesita trabajar con nosotros como facilitador para brindar un buen análisis de la realidad.
Creo que los problemas de Haití pueden ser resueltos por Dios y podemos encontrar una solución para el país. Los socios internacionales pueden trabajar con nosotros como facilitadores para ayudar a Haití a lograr nuestro objetivo.
Actualizar nuestra Constitución y muchas otras leyes puede resolver los conflictos eternos. Hay continuos malentendidos entre los líderes políticos. Los líderes hablan, pero no entendemos ni vemos las cosas de la misma manera. Más allá de todo esto, es bueno que los ciudadanos voten a personas honestas, líderes que odian la corrupción. Necesitamos votar a líderes competentes, con un buen nivel de educación y amor por el país y su gente.
La miseria de los más pobres es lo primero que hay que abordar. Nuestra nación se muere de hambre. Muchos delitos que ocurren están relacionados con la desigualdad social, con niveles de pobreza demasiado altos. Es necesario repensar el sistema de seguridad del país. Las instituciones de la Policía y el Ejército deben reforzarse y trabajar de forma independiente, lejos del control político.
Las mafias aquí son más poderosas que todas las fuerzas sociales que tenemos. El gobierno debe encontrar una manera adecuada de desarmar a los gánsteres, reinsertarlos en la sociedad creando formas de satisfacer sus necesidades, crear una infraestructura para que la gente circule libremente y establecer un clima de confianza para que los inversores vengan al país, con lo que se crearán puestos de trabajo y las personas podrán trabajar y mantenerse.
Necesitamos crear una sociedad basada en la justicia. Es necesario reforzar el sistema de justicia y otras instituciones democráticas y republicanas. La justicia es la primera arma que una nación necesita para permanecer.
Además, debemos cuidar a los niños. Las mafias son el resultado del hambre y los niños que viven en las calles, sin educación, sin trabajo y sin comida, están abiertos a unirse a estas organizaciones para encontrar una manera de vivir. Los niños son el futuro de la nación. Necesitamos crear un espacio y un entorno para ayudar a nuestros hijos a soñar y vivir un futuro mejor.
Para detener este sufrimiento, nuestros líderes deben tener un discurso que haga que las personas amen a los demás, amen al país y promuevan la vida en todos los sentidos. Como hizo Mandela para salvar a su país. Aquí, la mayoría de la gente teme a los demás; la mayoría de la gente piensa que otros pueden actuar mal contra ellos. Los líderes deben cambiar esa mentalidad y el corazón de las personas comportándose bien y presentando un modelo de liderazgo que no busque servirse a sí mismo primero, sino a los demás. Y necesitan vincular sus discursos a su acción.
P: ¿Cómo pueden orar por Haití los cristianos de otros lugares del mundo?
R: Los cristianos de otras partes del mundo pueden orar por un avivamiento espiritual en el país centrado en el amor, la protección de la vida y un cambio de mentalidad. Pueden orar para que Dios guíe a nuestros líderes en su camino, tomando la dirección del país.
También pueden orar por el desarrollo duradero de todas las comunidades. Pueden orar para que una institución cristiana seria encuentre financiación para acompañar a la comunidad y a los más pobres hacia el desarrollo a largo plazo. Pueden orar para que las instituciones cristianas desempeñen su papel en esta situación y los cristianos vivan su testimonio diario como sal y luz que conduce a un cambio en toda la sociedad.
Acerca de Wegens Dextra
Wegens Dextra nació en Haití y vive en Puerto Príncipe, la capital del país. Es uno de los líderes de la Iglesia Cristiana de Barbeau (Leogane). Es licenciad en Ciencias de la Educación y tiene un máster en Educación cristiana y otro en Teología.
Actualmente dirige el Ministerio para el Desarrollo Cristiano (MCD, por sus siglas en inglés), una organización dedicada a equipar a los líderes de las iglesias y escuelas cristianas para la transformación comunitaria. Fue cofundador y director de la organización Children’s Hope, de Haití, una institución cristiana que trabaja por el desarrollo de los niños en el país. Es miembro de la junta del proyecto HA-314 en el país, un proyecto de desarrollo infantil apoyado por Compassion International.
Fuente: evangelicodigital.com